Hola Otaola

Hola Otaola

La verdadera razón la podría excusar con la falta de información que encuentro en la red sobre lo que está pasando en Cuba. No que falte información de lo que su gobierno quiera decir o demostrar, para eso solo habría que abrir uno de los tantos periódicos virtuales que ellos han colgado tan sabiamente en la red para defender sus intereses. Estoy hablando de lo que la gente está pensando en la calle, que el pueblo al final los que tienen el porvenir en sus manos y el futuro del país en sus frustraciones.

 

Hace un tiempo atrás leía el Miami Herald, que más o menos se mantenía al tanto con el acontecer político, pero se han vuelto muy sofisticados y ahora quieren que les pague taxes por mis pesares. Cubaencuentro es el otro periódico que solía leer sobre Cuba pero se aleja un tanto de lo que estoy buscando porque las opiniones de sus artículos están contaminadas con el parecer anti-castrista de sus autores. Yo incluso contribuí con ellos en algún momento, pero la calidad de mi escritura estaba muy por debajo de los demás en el periódico y Cubaencuentro insistía en editar mis escrituras, lo que no me hizo nunca ninguna gracias, así que me fui a escribir por mi cuenta. 

 

En los últimos años, todo lo que antes encontraba disperso en la internet, ha terminado secuestrado en un mismo lugar, que por conveniente no deja de desalentarme por su falta de organización y su mal tacto, pero no podría dejar de reconocer que YouTube ha cautivando un buen pedazo de mi atención diaria, que a veces la tengo que pelear con otros buenos hábitos  como leer, estudiar o dormir. En YouTube he encontrado casi todo lo que ando buscando en un formato además más conveniente y ameno que la letanía de leer y pesadez de pensar.  Hay en YouTube una buena colección de materiales sobre Cuba, de buena, mediana y cuestionable procedencia y así fue como encontré recientemente a OtaHola.

 

De primera mirada no le di demasiada importancia. Otro más de esos gritones culturales que abundan con sus canales de YouTube para llamar la atención, además de que tiene un tercio de la pantalla ocupado en hacer dinero con comerciales. Con su estilo gay y su personalidad abierta, limpio de secretos y esterilizado de complejos, con la rufa de quien lo ha visto todo y ha sufrido más de lo que ha visto, cubano como el Coppelita y amplio como la rampa que baja hasta el mar salado y brutal por donde nos perdemos todos, es un nuevo tipo de revolucionario trumpista que defiende sus puntos de vistas entre chismes de la farándula y coquetería con el enemigo. No es mi estilo. Lo saqué de mi pantalla más rápido que todo lo que alcanzó a decir en los dos minutos que le permití, pero lo encontré una y otra vez, moviéndose en la silla con su chavacanería afeminada, llamando a la carga urgente a los biznietos citadinos de los mambises de otrora, que han cambiado el machete histórico, por demás pesado, áspero y oxidado; por un teléfono celular mas conveniente pero igual de peligroso.  

 

Alex tiene la personalidad del - ya no me importa - , típico de quién se tiene que enfrentar a un mundo que lo menosprecia por ser diferente. Le importa un comino lo que digan de él porque igual su mundo es confuso y desorganizado, por entre el que él ha encontrado luz y camino, navegando sobre el espejismo salvaje de pretender. Su vida es arte, un arte de destellos de cristales rotos y arcoíris de nubes, símbolos de lo que no ha sido ni nunca será.  

 

A pesar de que se refugia en las entrañas mismas del enemigo, desde donde es mas fácil expresarse libremente sin ser reprimido o encerrado por quienes no pueden permitir a nadie hablar de libertad, hay que reconocer que lo que dice lo dice porque lo piensa y con todo su derecho de cubano. Su discurso ha llegado a gritos al otro lado del estrecho de la Florida, donde la gente lo escucha con asombro, sin saber si realmente es un nuevo tipo de líder socialista, emancipándolos a un parón utópico, o es otro comentarista online, haciendo gracia de la mala suerte del pueblo cubano.

 

No es mi estilo pero tengo que reconocer que el hombre es valiente, porque la mano de a quién lastima con sus insultos es larga e invisible. Hay otros canales en YouTube hablando también de Cuba y de su inminente independencia, la que siempre ha estado por llegar desde hace 500 años;  pero su show ¨Cubanos por el Mundo¨ le asienta más al cubano simple, harto de las noticias formales, a quien le reconforta mas escuchar a alguien que diga lo que él no puede decir frente a una bodega vacía y hable lo que él no puede hablar, con su boca cegada por el apagón político.  

 

¿ Será mejor una Cuba sin comunismo, en donde la ley egoísta del mercado sea quien le marque el centro a la balanza, o será mejor para un país pobre y sobre poblado, un gobierno central que dirija sus destinos sin aceptar críticas ni consejos ?.¿ Queremos los cubanos ver a los magnates distribuirse nuestra isla para hacer campos de golf y playas para quiénes las pueda pagar o prefieren los que están allá sobrevivir eternamente a la pobreza, agarrados con resignación a la dignidad del noticiero de las 8 ?. Son preguntas a las que nadie puede responder porque para ello necesitaríamos primero sentarnos todos libremente a la misma mesa y escoger lo qué queremos, algo completamente imposible hoy. Una cosa es sin dudas cierta. Hay muchas voces dictando el futuro de Cuba en todas partes y en muchos tonos y direcciones políticas y económicas, pero si queremos ver a nuestro país florecer alguna vez de su futuro incierto, tenemos que escucharlas a todas porque todos somos o hemos sido cubanos. Alex Otahola es uno de ellos, sin una pizca menos de derecho que el que vive en el solar de Jesús María. Sin menos acierto ni menos visión que Canelón, como llama él al actual presidente cubano. 

 

Para Alex mis respetos, que aunque no coincidamos en fundamentos ni estilo, reconozco su voz clara de influencer y su capacidad para pasar el mensaje, aunque tenga que reconocer que hay en el mas añoranzas y ruido que practicabilidad. Pero así es él y con mis tres letras emparchadas, le deseo lo mejor.

Diego Cobián